De cuando en cuando vemos casos de alcaldes y concejales involucrados en delitos de diversa índole. Hay un jefe edilicio preso por narcotráfico, otro por sus nexos con pandillas y hasta por mandar a asesinar a alguien, otros por corrupción y hasta uno por abusar sexualmente de un menor de edad. Los hay de todos los partidos políticos y departamentos del país.

Cuando uno ve tantos casos como éstos, uno se pregunta ¿y de dónde se sacan los partidos políticos a estos personajes? ¿Será posible que no hay mejores personas que puedan aspirar a esos cargos? Evidentemente hay algo que falla en la forma que los partidos escogen sus liderazgos locales y en gran medida, la responsabilidad recae en los diputados de los departamentos que se vuelven una especie de caciques.

Bueno, ahí también se ve parte del problema. ¡Los partidos políticos escogen a unos personajes como diputados! Basta ver los líos de las últimas tres legislaturas para entender a qué me refiero. Hay males de males, desde el tipo aquel que está condenado en Estados Unidos por narcotráfico, los que han sido señalados por enriquecimiento ilícito y los que padecen el mal del transfuguismo, que aunque no es delito, habla también de su cuestionada conducta política.

De veras uno no entiende cómo escogen los partidos a sus candidatos y deberían aprender esas lecciones. No pueden seguir escogiendo al que tiene para pagar su campaña sin averiguar de dónde saca el dinero para la misma. Tampoco deben seguir eligiendo a los diputados por su apariencia física porque ya sabemos cómo termina eso.

Las alcaldías necesitan gente decente y trabajadora, gente que sea ejemplar en sus municipios. No puede seguirse escogiendo a gente con los antecedentes que hemos estado viendo en estos años. ¿O no queda nadie decente en los partidos?